Primera etapa: Motos sin registro fotográfico.

Derbi Star 50 World Champion (1988-1989)

En 1987 me saqué el carnet de conducir B1 y me compré un viejo SEAT 127 de principios de los años 70. Me duró poco menos de un año. Culpa mía. Le dí muchísima tralla. Así que cuando palmó el coche, en contra de mis principios, tuve que comprarme un ciclomotor para poder desplazarme por L´Hospitalet y Barcelona. Y digo en contra de mis principios porque no quería ver las motos ni en pintura. Además, para conducirlo, con el carnet B1, no necesitaba sacar el carnet de moto.

Mi primer contacto con las dos ruedas fue un flamante ciclomotor Derbi Star 50 World Champion que, si no recuerdo mal, me costó nuevo unas 170000 pesetas (unos 1000 euros). Financiado, por supuesto. Con él iba a buscar a mi novia (desde hace 30 años, mi mujer) a la otra punta de Barcelona (desde el hospital de San Rafael), para llevarla a casa en L´Hospitalet, sorteando, en la medida de lo posible, a la guardia urbana para que no nos multaran por ir dos en un ciclomotor. Si. Así es. Antes no podían ir dos personas en un ciclomotor.

Lo recuerdo con mucho cariño porque fue el culpable de todo lo que vino después.

A finales de los 80 no habían cámaras digitales, y salvo que tenga alguna foto perdida de esa época en la que salga la moto, que no lo veo probable, por lo que no tengo ningún documento gráfico sobre el ciclomotor. He tenido que tirar de fotografía de Internet para mostrarlo. De hecho todas las motos que salgan aquí tendrán que estar documentadas de este modo. Y ya lo siento, sinceramente. No descarto hacerme con alguno si me sale la ocasión.

Ducati Road 250 de 1978 (1989)

En julio de 1989 me saqué el carnet de moto A1, el cual me permitía conducir todo tipo de motos de cualquier cilindrada. Poco antes me había comprado una destarlada Ducati Road 250 de 1978 con más tiros pegados que Rambo en Vietnam. Me costó 65000 pesetas (unos 360 euros). Lo que son las cosas. Con ella me iba a hacer las prácticas de moto sin tener todavía el carnet. Éramos unos insensatos.

También duró poco. Ese mismo invierno, yendo a Andorra con mi novia (mi mujer) me cepillé el embrague y el cambio. Regresando, entre La Seu d´Urgell y Puigcerdà, me quedé sin cable de embrague y como no conseguimos ayuda de nadie, llegamos a Puigcerdà cambiando las marchas a patadas. Allí murió. Pero, decubrimos un encantador hotel, que ya no existe, el Hotel Rita, que parecía que nos hubiéramos transportado al siglo XIX. Nos quedamos sin moto, pero la experiencia sigue dándonos más de una sonrisa cuando la recordamos.

El fin de semana siguiente fuimos con el manual de taller para hacerle una ñapa y poder llevarla a casa, pero cuando la tenía hecha y quisimos irnos me dí cuenta que me dejé las llaves en casa. Volví la semana siguiente, sin herramientas, pero cuando la arranqué solo funcionaban las marchas 3, 4 y 5. Desistí y me la hice traer por una empresa de transportes para que acabara muriendo en mi garage. Finalmente la vendí a un alemán por 300 euros y como nunca la cambió de nombre, años después tramité su baja definitiva para que no me siguiera viniendo el impuesto de circulación.

No tiraba mucho, pero tenía un sonido alucinante.

Tampoco tenemos fotos de la Ducati, pero he encontrado estas por La Red.

Yamaha SR 250 Special (1990)

Muerta la Ducati no tenía ningún vehículo con el que poder desplazarme, así que teníamos que tirar de metro y tren para ir a los sitios, pero en 1990 aprové el examen de entrada para trabajar con contrato eventual en Telefónica (2 de mayo de 1990). El primer día fui en tren a Mataró, donde me destinaron, el segundo día fui con la vespa de mi padre (PX 125 Elestar) y por la tarde fui a pedir un crédito al banco para comprarme una Yamaha SR 250 Special negra, al tercer día fui a por ella y el lunes fui a trabajar a mataró con mi flamante Special. 500000 pesetas tuvieron la culpa (unos 3000 euros). Volvíamos a tener vehículo para ir a los sitios. La boda de unos amigos, fines de semana en Calafell, Tibidabo, Montjüic…ver mundo sobre la pequeña 250cc. La disfrutamos mucho, pero se quedaba extremadamente corta en carretera y yo tenía que ir cada día a Mataró desde L´Hospitalet. A finales de agosto la vendí por 375000 pesetas. Volví a visitar a Asunción, la directora de la sucursal de La Caixa y salí del banco con 1000000 de pesetas (6000 euros) para comprarme una Yamaha xj600.

De la Yamaha Special tampoco tengo fotos, así que estas son también de La Red.

Yamaha XJ600 (1990-2017)

Una vez vendida la SR Special, me quedé sin vehículo para ir trabajar y para salir los fines de semana con mi novia, así que el día 7 de septiembre de 1990 me trajeron la esperada Yamaha XJ600. Eso ya eran palabras mayores. 72 CV, 4 cilindros en línea, maletas Krausser laterales. Un pepinako.

Durante los días previos a la decisión barajé otros modelos, pero quedaron como finalistas la Yamaha y la Morini 501 New York. Por prestaciones, al mismo precio casi, elegí, muy acertadamente, la Yamaha. La culpa la tuvieron 886000 pesetas (algo menos de 5000 euros). Con la venta de la Special y lo que me sobró del millón de pesetas cancelé el crédito de la 250 y empecé a pagar 33000 (unos 200 euros) pesetas al mes, durante 4 años, del crédito de la XJ.

Con esta si. Con la XJ fuimos a León, Andorra, de vacaciones, Vielha, Nuria, Queralbs, Zaragoza. Salíamos sin saber a donde iríamos hasta que llegaba la hora de comer y buscábamos restaurante. Así descubrimos un montón de sitios. La disfrutamos mucho. Después, con la llegada de los niños quedó en la parcela hasta que se echó a perder y la vendí en 2017 para piezas por 200 euros. Siempre pensé que sería eterna, pero me la cargué por omisión de auxilio. Culpa mía.

Pero, ¿qué me llevó, después de tanto años sin ir en moto ni de tener contacto con ellas a vender ese hierrako que molestaba poco su agonía en la parcela? La respuesta a la pregunta ya está, de lleno, en la era digital y, por lo tanto, documentada. Pero, aun queda una sin documentar que merece mención.

Rebuscando en viejos discos duros he encontrado una foto de mi querida XJ600 de 1991. Si, lo están viendo bien. Estaba nevando en Calafell (Tarragona) el 16 de febrero de 2005. Y ahí donde la ven fue donde murió, más de 10 años más tarde, por puro abandono.

Kymco Xciting 500 (2005-2007)

En 2005 mi destino laboral estaba en Cornellà, si donde los hermanos Muñoz, y me residencia en Calafell. Al principio, y durante algún tiempo, el desplazamiento lo hacía en tren y metro, pero tengo cierta aprensión al resto de humanos y necesito tener un espacio vital infranqueable. Esto, con la edad, no ha hecho más que empeorar, así que acabé por ir a trabajar en coche desde 1996. Compré un Renault Megane Classic diesel y cada día se cascaba más de 100Km. Hasta que cascó. El otro coche que tenía era una Kia Carnival con motor 2500cc V6 de gasolina. Un pepinako que gastaba 30l/100Km si le apretabas. Así que en 2005 compré la maxiscooter Kymco Xciting 500. Una moto muy cómoda, pero sin ninguna clase de pretensiones. Nada que pudiera compararse a las Yamaha TMax o las Honda Silverwind. Tampoco el precio era el mismo. La compré nueva por 5000 euros en 2005. Para ir cada día a Cornellà desde Calafell era ideal. Gastaba infinitamente menos que el coche y no tenía que comerme los atascos a la entrada de Barcelona. No pasaba de 140 Km/h, lo cual ahora me parece perfecto, pero entonces, acostumbrado a la XJ600 se me hacía aburrida soberanamente.

En 2007 me dieron el traslado a Tarragona y durante las primera semanas, la Kymco, era ideal para ir y venir, pero me dieron coche de empresa que podía guardarlo en casa y ya no me hacía falta la moto para ir a trabajar, así que la vendí por 2500 euros. Y esta es la moto más moderna que he tenido hasta ahora y que no tengo documentada en fotos. Sobretodo porque era más una herramienta de trabajo y, una vez teniendo niños, no hemos vuelto a hacer salidas en moto. Dentro de mis motos, esta y la Ducati son de las que menos me acuerdo, pues han pasado por mi vida sin pena ni gloria.

La correspondiente foto.

Honda VFR 750F de 1991 (2018-2019)

Aunque esta moto forma parte de mi segunda época de motero y ya tenía otras documentadas anteriores a ella, no encuentro ninguna foto, así que tiraré de Internet, ajustándome en la medida de lo posible en que sea lo más parecida a la que tenía. La compré por 700 euros, pero fue un saco sin fondo. Al poco de tenerla se murió el stator (alternador) y a pesar de que pude comprar uno por ebay, la reparación ya me costó más que la moto. Después los retenes de las horquillas. Otra pasta. La compré con 99000 Km y se la dí a un indivíduo al que creía mi amigo con unos 110000 Km. Ya empezaba a dar por saco con el embrague que se quedaba enganchado y no quería gastarme ni un céntimo más en ella. Fue la causante de que me interesara por las Harley, pues levantar la cabeza y ver el velocímetro marcar 200 o 210 Km/h, me pareció una temeridad absurda a mis 50 años y totalmente innecesario. Así que la regalé y opté por una moto mucho más tranquila, pero eso ya es otra historia.

Debo admitir que era una moto extremadamente cómoda y silenciosa, con mucho carácter. Ha sido la moto más potente que he tenido (100 CV) y la más rápida. No me arrepiento de haberla tenido y disfrutado, pero si de comprarla.

La foto sacada de La Red.

Las siguientes motos forman una segunda etapa de motorista, provocada por unos profundos cambios laborales, pero de todas ellas si tengo fotos…muchas fotos. Por lo tanto merecen una entrada para cada una de ellas. Verán que, como motorista, vuelvo a mis orígenes para, después, tomar unos caminos completamente antagónicos a los de antaño, para acabar con…Bueno. Ya lo verán. Un saludo y gracias por haberme leído.

Sergi
Author: Sergi

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